Las repercusiones del ganado en el medio ambiente
El desafío estriba en reconciliar dos demandas: la de productos animales y la de servicios ambientales
Un nuevo informe de la FAO señala que la producción pecuaria es una de las causas principales de los problemas ambientales más apremiantes del mundo, como el calentamiento del planeta, la degradación de las tierras, la contaminación atmosférica y del agua, y la pérdida de biodiversidad. Con una metodología que contempla la totalidad de la cadena del producto, el informe estima que el ganado es responsable del 18% de las emisiones de gases que producen el efecto invernadero, un porcentaje mayor que el del transporte. Sin embargo, añade, el sector pecuario podría contribuir en igual medida a la solución de esos problemas y por un costo razonable podría mejorar mucho esta situación. A partir de los datos más recientes, Livestock's long shadow examina las repercusiones directas del sector pecuario y los efectos ambientales de los cambios asociados al ganado en el uso de las tierras y la producción de forrajes. El documento señala que el crecimiento demográfico y el aumento de los ingresos en todo el mundo, aunados a la transformación de las preferencias alimentarias, están estimulando un acelerado incremento de la demanda de carne, leche y huevos, a la vez que la globalización impulsa el comercio de
De esta manera, el sector pecuario atraviesa una compleja transformación técnica y geográfica. La producción está trasladándose del campo a las zonas urbanas y periurbanas, y se concentra en los forrajes, ya sea en la superficie destinada a la producción de forrajes o en el transporte y los centros comerciales para la distribución de los piensos. También se observa un cambio en las especies, con un crecimiento acelerado en la producción de porcinos y aves de corral (por lo general en unidades industriales) y la desaceleración de la producción de bovinos, ovinos y caprinos, que a menudo se crían extensivamente. Hoy, alrededor del 80% del crecimiento del sector pecuario se da en sistemas industriales. Debido a estos cambios, señala el informe, el ganado compite directamente por las escasas tierras, el agua y otros recursos naturales.
Deforestación. El sector pecuario es, con mucho, el principal usuario antropogénico de tierras. El pastoreo ocupa el 26% de la superficie terrestre y la producción de forrajes requiere cerca de una tercera parte del total de la superficie agrícola. La expansión de las tierras de pastoreo es un factor decisivo de la deforestación, sobre todo en América Latina: un 70% de los bosques amazónicos se usan como pastizales, y los cultivos forrajeros cubren una gran parte de la superficie restante. Cerca del 70% de las tierras de pastoreo en las zonas áridas están degradadas, principalmente a causa del exceso de pastoreo, la compactación de la tierra y la erosión causadas por el ganado.
Asimismo, el sector pecuario interviene en el calentamiento del planeta, lo que a menudo no se reconoce. Con una metodología que contempla la totalidad de la cadena del producto (véase el recuadro que figura abajo), la FAO estima que el ganado es responsable del 18% de las emisiones de gases que producen el efecto invernadero, un porcentaje mayor que el del transporte. El sector pecuario produce el 9% de las emisiones antropogénicas de CO2, gran parte a causa de la ampliación de los pastizales y de las tierras agrícolas destinadas a la producción de forrajes, y genera un volumen todavía mayor de emisiones de otros gases que tienen más potencial de calentar la atmósfera: hasta un 37% del metano antropogénico, casi todo procedente de la fermentación entérica de los rumiantes, y el 65% del óxido nitroso antropogénico, la mayor parte procedente del estiércol.
Los efectos de la producción pecuaria también ejercen un gran peso en el suministro mundial de agua, ya que utiliza el 8% del agua que consume el hombre, principalmente a través del riego de los cultivos forrajeros. Los datos recopilados indican que este sector es el principal productor de contaminantes del agua, procedentes sobre todo de los desechos de los animales, antibióticos, hormonas, las sustancias químicas utilizadas en las curtidurías, los fertilizantes y plaguicidas usados en los cultivos forrajeros, y sedimentos de los pastizales erosionados. Si bien no existen cifras mundiales, se estima que en los Estados Unidos el ganado y la producción agrícola de forrajes consumen el 37% de los plaguicidas, el 50% de los antibióticos y producen una tercera parte del nitrógeno y el fósforo que contaminan el agua. El sector genera también casi dos terceras partes del amoniaco antropogénico, que contribuye considerablemente a la lluvia ácida y a la acidificación de los ecosistemas.
El número de animales producidos para consumo humano también representa un peligro para la biodiversidad de la Tierra. El ganado constituye un 20% del total de la biomasa animal terrestre, y la superficie que ocupa hoy en día antes era hábitat de especies silvestres. En 306 de las 825 ecorregiones clasificadas por el Fondo Mundial para la Naturaleza, el ganado se considera una "amenaza actualmente", a la vez que 23 de las 35 "zonas mundiales de gran concentración de la biodiversidad" de la lista de Conservation International -caracterizadas por una grave pérdida de hábitats- resienten los efectos de la producción pecuaria.
Dos demandas. La FAO informa que "el futuro de la interfaz entre el ganado y el medio ambiente estará determinado por la forma en que se resuelva el equilibrio entre dos demandas: la de productos animales, por una parte, y la de servicios ambientales, por otra". Dado que los recursos naturales básicos son finitos, la enorme expansión del sector pecuario se debe realizar reduciendo sustancialmente sus efectos ambientales.
"La clave para hacer retroceder la larga sombra del ganado" será una mayor eficacia en el uso de los recursos. Si bien existe una serie de eficaces opciones técnicas -para la gestión de los recursos, la producción agropecuaria y para reducir las pérdidas postcosecha- (véase el recuadro que figura abajo), los precios actuales de la tierra, el agua y los recursos forrajeros utilizados en la producción pecuaria no reflejan la escasez verdadera y crean distorsiones que no incentivan un uso eficaz de los recursos. "Esto conduce al uso excesivo de los recursos y a grandes ineficacias en el proceso de producción", señala la FAO. "Por lo tanto, las futuras políticas de protección ambiental tendrán que introducir el establecimiento adecuado de precios comerciales para las principales insumos".
Presión de los consumidores. Por último, señala la FAO, el sector pecuario suele tener objetivos normativos distintos, y para los encargados de elaborar las políticas es difícil resolver conjuntamente las cuestiones económicas, sociales, sanitarias y ambientales. Que tantas personas dependan del ganado para ganarse la vida limita las opciones disponibles y conduce a compromisos difíciles y delicados desde el punto de vista político.
La información, la comunicación y la educación serán elementos decisivos para promover "la voluntad de intervenir". Los consumidores, que tienen gran influencia y un peso cada vez mayor, probablemente serán los que ejerzan las mayores presiones comerciales y políticas "para impulsar el sector pecuario hacia modalidades más sostenibles", dice Livestock's long shadow. La conciencia cada vez mayor de los peligros que representa el ganado para el medio ambiente ya se está traduciendo en una demanda creciente de servicios ambientales: "Esta demanda evolucionará del interés inmediato -por ejemplo, en reducir las molestias causadas por las moscas y los malos olores- hacia demandas intermedias de aire y agua limpios, y posteriormente hacia intereses ambientales más amplios y de largo plazo, como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad".
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